D.

Él se despierta con muchas ganas de hablar, pero decir su nombre a las 6 de la mañana es más difícil que nunca.
Ella lo ve desde el marco de la puerta, ve cómo abre los ojos lentamente y la busca con sus manos sobre la sábana… se pregunta si le seguirá latiendo fuerte el corazón como anoche.
Él se levanta, se da cuenta de su presencia al lado de la cama pero no le dice nada, le besa la frente y sale al balcón.
Ella le pide que hablen y él le dice que no; él prefiere mirar el pájaro que tiene delante para dejarle tres trocitos de pan,
y eso que parece poco, es mucho, porque el pájaro es pequeño y porque el tiempo pasa demasiado rápido.
Ella lo ve agachado y le dice que no puede seguir amándolo – porque lo ama – y que lo que ella quiere es ver una película juntos en su cama comiendo pollo con las manos.
Él se ha quedado pensando en lo del pollo, no tiene muy claro si es una buena idea o no.

pp

A él le gustaba porque juntos parecían un caballero y una reina. Y anoche mientras hablaban hacían viajes a reinos medievales y a él le iban a cortar la cabeza.
Y le gustaba porque cuando besaba a otras mujeres siempre la miraba a ella.
Y porque le contó historias fantásticas y le regaló una moneda con un secreto.
Y porque cuando hacían el amor sudaba y era como si lloviera en la cama.